martes, 2 de julio de 2013

ADAGIOS















Aprender del instante
de la voz en la cajita de música
aprender de aquel vocablo
que no he silenciado.

Entender que la mirada ya no habla del cielo
y el quedarse quieta es en el fondo
la más brillante de las locuras.

Soy mujer y escribo deletreando el ruido
le sonrío a los puntos suspensivos
y lloro el aguacero sobre mi caligrafía.

Les presento el eterno espacio perdido
el abrazo del verbo que vale la pena
el vientre de mi tinta indeleble.

Dejo evidencias demoledoras
en mi libro de hojas rotas
sufrido amigo
que me ató al pecho el corazón desencajado.

Si me siento perdida
tomaré sin aviso la forma de la sombra de nadie
y soñaré que intuye mi mente cansada
el angosto zurcido del verso cauto y sedentario
que nunca escribiré.



Liz Barrio

Julio, 2, 2013.

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