jueves, 25 de septiembre de 2014
NO QUERER DORMIR
Porque la red es invisible y tiene huellas del tiempo donde inmortales los nudos,
parecen no querer dormir. Allá en el vidrio barnizado, se besan los dioses tristes
y cuando su latido acelera, dos manos silencian la flor, la rústica conciencia aletargada.
Puede que todas las razones sean las primeras en la fila. Tal vez los hilos fríos lloraron
y se han acurrucado, buenamente, en un silencio profundo y distinto…
pero nadie puede decir por qué la suerte dobló la esquina y luego, inerte,
un colibrí apareció muerto después del terremoto.
Tengo las manos cerradas, la historia ocurriendo, el aliento desnudo….
Y el viento reciclado, silbando silencios.
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Un saludo, Liz, en este último poema publicado en el que llegas a la situación de decir: Tengo las manos cerradas, la historia ocurriendo, el aliento desnudo... y nos transmites esa honda emoción del desvelo. Felicitaciones.
ResponderEliminarJulio González Alonso