Húmeda noche de clara y perfecta metamorfosis
nada interrumpe la paz, la voz emocionada.
El reloj azul porta collares tersos, nuevos,
simples.
El cántaro lleno de nombres, de musas
venturosas,nada interrumpe la paz, la voz emocionada.
El reloj azul porta collares tersos, nuevos,
simples.
las tibias razones a punto.
es inmensamente posible entre el verso que forman las paredes de mi barrio.
Porque un abrazo llega, y otro y otro
casi sonriendo, casi llorando, casi gritando júbilos escondidos.
Mis razones ya partieron pero aún están,
mis dolores comen turrón a escondidas, el antiguo vaso susurra
y dos promesas me dan un beso.
mis dolores comen turrón a escondidas, el antiguo vaso susurra
y dos promesas me dan un beso.
¡Ah!, quiero a ésa música.
La del violín roto, la de mi piano en un –fa- empecinado,
la del cello rotundo y armonioso.
Antes de terminar, quiero la voz de esa última lágrima…
La del violín roto, la de mi piano en un –fa- empecinado,
la del cello rotundo y armonioso.
Antes de terminar, quiero la voz de esa última lágrima…
Liz Barrio
Diciembre, 31, 2010
Diciembre, 31, 2010
Es un hermoso poema Liz, que transpira cierta nostalgia.
ResponderEliminarLa fotografía que lo ilustra es bellísima.
Un abrazo.
Gracias poeta. Mucho te agradezco que hayas leído estas letras mías. Sí, la imagen es muy hermosa, me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarUn abrazo grande