lunes, 26 de noviembre de 2012

ANTAKU



A las mujeres Coras

 

 

La cicatriz aún palpita, tela de siglos
crisol de vírgenes letargos

mujer,
callado sol que a los colores de tu falda
pintas con nieve de los sueños antiguos

nativa y niña,
madre-hermana-señora de huella discreta,
honda pupila con viento del canto serio
delicado,
que entierras soledades y heridas

en un sólo instante
la pureza habló con la miseria,
las raíces fueron selvas devorándose leyendas y ritos
cuando el más alto estruendo hizo de tu lágrima
pagana fiesta

-Antaku- ya no es descubrir,
inaugurarse al pórtico donde el futuro es impureza sin fe ni certeza

porque de tu incienso respiran tus manos abiertas
y sientes la sonrisa de los dioses
vistiéndote de huracanes vivos y centelleantes

eres ventana trenzándose los cabellos
con el verbo arcaico y limpio,
tradición pronunciando águilas y amaneceres
en el talle de tu memoria y tu pueblo

honras tu piel al tornasolado estruendo en tu voz
eres umbral singular,
sed y acento, hilo de fiesta que sabe a historia
y a lágrima del tiempo.

 
 
(Antaku: En dialecto cora: Abrir una puerta)

 
Liz Barrio
Septiembre 2009

 
 
 

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