No quise ofenderle, ya me estaba yendo.
Disculpe a este viejo que ha vivido poco y bien
mucho y mal.
Usted sabe,
en el borde la vida es espejo que hiela la sangre sin
razón aparente.
En la punta de estas ruinas hay madera y metal
razones en tormenta, soledad que no puede parar.
Siempre vale la verdad y no la calma,
a estas alturas
un viejo toca fondo desnudando alma y hambre.
No se moleste porfavor
usted no es inoportuno
ni juego
ni desesperante todavía.
Déjeme estar
tiempo no sobra, lo sé.
¿He despertado?
Liz Barrio
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